TRATAMIENTOS
TRATAMIENTOS
La concepción del equilibrio biológico
Vinculados al resultado de Laboratorio y necesidades específicas del paciente.-
Frente a la concepción ontológica y en oposición a ella, aparece el concepto biológico de la enfermedad, que la percibe como un fenómeno dinámico, un emergente que se presenta como consecuencia de la pérdida del equilibrio entre un conjunto de factores múltiples que deben jugar (cada uno de ellos) un rol en el organismo y que, por causas que deben determinarse, han dejado de hacerlo. También debe considerarse la enfermedad como algo relacionado con las conductas que a lo largo de su vida ha tenido, o tiene aún, el enfermo. No planteamos esto como una valoración moral sino en el sentido de que sus buenas o malas prácticas, vivencias, angustias, frustración de deseos o, incluso de pérdida de las ganas de vivir, inciden en su salud o en las enfermedades que lo afectan. Hay al respecto un libro muy famoso «La enfermedad como Camino», del que surge claramente cómo, hasta cierto punto, el proceso de la enfermedad a veces hace parte, o es parte, de la vivencia personal de cada uno. Cada individuo no tiene (como a veces se sostiene) «la enfermedad que quiere», sino la que adquiere con sus malos hábitos. Estos son ilimitados, pueden ser conscientes o inconscientes y se relacionan con la mala alimentación, consumo de cigarrillos, drogas, etc.. También se vinculan con disturbios emocionales causados por el estrés, depresión, etc. provocando enormes desequilibrios funcionales y la formación de endotoxinas, las que son altamente agresivas para nuestro sistema biológico y producen enfermedades de gran complejidad. El arte, la cultura y las bases para el desarrollo científico del mundo occidental, tuvieron a la antigua Grecia como cuna. En la ciudad de Mileto, entre los siglos VII y VI a. C., se desarrollaron las escuelas prehipocráticas que establecieron los principios de la «higieia», que posteriormente se convirtió en la higiene. El concepto era, sin embargo más amplio: no consistía simplemente en usar jabón y desodorante y tener un poco de asepsia y antisepsia, sino que descansaba básicamente en tres puntos:
- a) Mantener un contacto reiterado con la luz, el aire puro, y con distintas temperaturas (bañándose por ejemplo con agua fría) a efectos de provocar una estimulación de las defensas del organismo.
- b) Combinar los alimentos. Alimentarse y beber con moderación para no recargar innecesariamente el aparato digestivo.
- c) Respetar el ciclo natural en los horarios asignados para el movimiento y el reposo. Para estas escuelas el respeto por el ciclo circadiano era determinante para gozar de una buena salud
La enfermedad y las terapias en la actualidad De lo visto surge que la enfermedad es un evento multicausal producido o causado por factores muy variables en el que la respuesta es de un terreno individual con un dinamismo mórbido en particular. Los homeópatas antiguos hablaban del terreno y la constitución. El terreno y la predisposición mórbida que manejaban, el concepto de miasma [V. Glos.] que utilizaban, parecía ridículo hasta fechas recientes en que algunos descubrimientos (por ejemplo el antígeno de histocompatibilidad leucocitaria) [V. Glos.], terminaron por darles la razón. Ahora ya no puede discutirse que si se tiene un terreno heredado de reumatismo, se tendrá una fuerte predisposición a contraer una enfermedad reumática. Hoy en día se ha demostrado la existencia de estas predisposiciones y se están encontrando más y más antígenos de histocompatibilidad que determinan la constitución, el miasma y la predisposición hereditaria a desarrollar cierto tipo de patología.
Terapia de rejuvenecimiento en el siglo XXI Como ya hemos mencionado, el envejecimiento obedece a un conjunto de múltiples factores, que exceden lo puramente orgánico. Influyen las condiciones, el modo de vida, el contexto social en que vivimos, y qué hacemos frente a los inevitables condicionamientos que nos impone la realidad. La actitud pasiva, sumisa y resignada ante los condicionamientos que el curso de los años deposita sobre nuestros hombros, tendrá consecuencias negativas que contribuirán a aumentar los costes psíquicos del proceso. Veamos entonces cuáles son las manifestaciones características de ese «rendirse» ante la vejez.
- 1) Falta de ilusiones.
- 2) No tener proyectos adecuados.
- 3) Disminución de la apetencia sexual.
- 4) Miedo a perder la salud.
- 5) Temor a la pobreza.
- 6) Analizar habitualmente todo lo que nos afecta.
- 7) Falta de confianza en uno mismo.
- 8) Descartar planes a largo plazo.
- 9) Comenzar a pensar en la muerte.
- 10) Excesiva desconfianza.
- 11) Actitud negativa ante la vida.
- 12) Miedo al qué dirán.
La vejez no es solo física, son muy importantes sus componentes psíquicos. Toda persona con un estado anímico que se vea reflejado en estos doce puntos, se encuentra en un proceso de envejecimiento psíquico acelerado, ya que responde a un cuadro clínico depresivo o basado en una actividad vital más vegetativa que mental o espiritual. Para comprender por qué una parte importante de la vejez es actitudinal, es útil cotejar la actitud que se adopta con la propia de los jóvenes. Es característico de los jóvenes amar las novedades, probar y arriesgar. No priorizan la responsabilidad y obviamente no tienen una actitud madura. Posiblemente sean esos rasgos los que definan la diferencia entre el sentirse joven o no. En consecuencia, no es necesario tener 65 años para pensar que uno comienza la tercera edad, ni el haberlos cumplido implica de por sí que se es anciano.