Agradecimientos
Quiero con estas líneas dar cumplimiento a una agradable obligación: la de dejar
expresa constancia de mi agradecimiento a quienes, directa o indirectamente, de un
modo u otro, han contribuido a que este libro fuera posible. En especial a los que con
sus aportes y apoyo me ayudaron a llevarlo a cabo. Dejo desde ya expresa constancia
que son atribuibles a ellos muchos de los aciertos que pueda contener, pero ninguno
de sus errores, de los que soy por entero responsable.
Un agradecimiento muy especial a Martín Polo por su contribución fundamental
en todo lo referido a la Actividad Física, de lo que es justo que le reconozca su rol de
coautor. Y en lo referido a nutrología, mi agradecimiento va para el fallecido Mauro
Ganzer.
Desde luego, debo muchísimo a los grandes maestros de la medicina oriental y los
occidentales de cuya lectura he recogido enseñanzas e inspiración, una larga lista que,
desde Hahnemann, Claude Bernard o Reckeweg a los contemporáneos, alumbra el
camino que nos permite seguir avanzando en el cuidado de la salud y la recuperación
de la vitalidad, tareas a las que me he abocado desde hace ya muchos años.
Vayan mis recuerdos y un reconocimiento muy especial a Su Santidad Juan Pablo
II, quien me inspiró directamente y con su ejemplo para que aportara mis conocimientos
y experiencias para aliviar el dolor y hacer más llevadera la vida de los hombres.
Por último, pero no menos importante, quiero especialmente agradecer el apoyo en
todo sentido (especialmente desde lo afectivo) de mis queridos padres, Juan Edberto
Silva y Francisca Giménez de Silva, cuya memoria me acompañará por siempre y
también de mis hijos Fernanda Carolina, Juan Gabriel y Alfredo Nahuel.
Dr. Walter Alfredo Silva